sábado, 1 de agosto de 2009

Mentiras (parte 7)

Dejar de pensar en aquel hombre de ojos negros era el reto más dificil que la vida le presentaba. Su mirada, su pelo, sus manos, todo le parecía perfecto y hasta tenía la capacidad de hacerle olvidar por momentos lo infeliz que era. A pesar de que no creía en el amor a primera vista, sentía la necesidad de tenerlo junto a ella para que lograra hacerla la mujer más feliz que pudiera existir. Los segundos pasaban y cada vez se acercaba más la hora de su visita, el reloj da las nueve y cuarto y el timbre suena. Ella termina de ponerse los zapatos y practicamente corriendo sale a abrirle la puerta, el le da un beso y sin siquiera mirarla se mete dentro de la casa. Se sientan a comer y el silencio predomina hasta que el toma coraje y logra mirarla a los ojos para decirle que prefiere terminar las cosas ahora, antes que alguno de los dos salga lastimado.

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