domingo, 21 de febrero de 2010



Hasta una pluma que vuela puede dibujar tu figura, o el rayo que juega al escondite entre los muebles, o el guiño del espejo de un niño, desde los tejados. Sobre las murallas jirones de vapor prolongan las agujas de los álamos y, abajo, en la rueda se encrespa el loro del afilador. Luego la noche agobiante en la plazuela, y los pasos, y siempre esta dura tarea de hundirse para resurgir iguales de siglos, o de instantes, de íncubos que no logran volver a dar con la luz de tus ojos en el antro incandescente y aún los mismos gritos y los prolongados llantos sobre la veranda si retumba de pronto el golpe que te anuda la garganta y quiebra las alas, oh inestable anunciadora del alba, y se despiertan los claustros y los hospitales en un delirar de clarines.

Día y Noche de Eugenio Montale

Adaptación: Jesús López Pacheco

domingo, 14 de febrero de 2010


Y si no me encontrás quisiera que mires al mar, yo estaré mirandolo en otro lugar.


sábado, 13 de febrero de 2010


Sumergirme en el agua me da la paz que día a día intento encontrar.