sábado, 5 de septiembre de 2009

Mentiras (parte 14)

Su remera blanca lentamente fue tiñendóse de rojo y su vecino dejó caer las flores y todavía un poco atónito sacó su camisa y la enroscó en las muñecas de Lucía. Todo cada vez parecía más imperfecto para ella, todo se inundaba de vergüenza y desilusión hasta que al cabo de un segundo sus miradas se cruzaron y ella dejó caer su cuerpo entre los brazos de aquel hombre. Para ella el mundo parecía terminar ahi, ya nada más le importaba que ese abrazo y era justamente por él que habían vuelto sus ganas de vivir.

No hay comentarios: