viernes, 4 de marzo de 2011

 Pocas cosas lo hacían salir de su mundo, bueno, en realidad casi ninguna. Al principio creían que era normal pero con el tiempo llegaron a comprender que era un notable síntoma de una anormalidad mental. La palabra anormalidad se refería a algo extraño, fuera de serie, es decir que su caso presentaba todas las características de una anormalidad. Con mental nos inclinábamos hacia el cerebro y hacia una de sus funciones que no estaba precisamente del todo desarrollada: el lenguaje.
 Él quería cruzar ese puente entre lo ficticio y lo real pero existía algo realmente poderoso que lo incitaba a soñar, a ser diferente, a formar parte de su único, especial y raro mundo donde claramente no existía más que su presencia. Muchas cosas le resultaban confusas, como el hecho de que todas las personas a su alrededor pudieran liberarse utilizando para lograrlo una sustancia salada que expulsaban por sus ojos ¿Por qué el no podía?¿Por qué su mente y su ser estaban sólo compuestos por sensaciones y no por sentimientos?
 No conocía tal palabra, no la entendía porque nunca había tenido la dicha de experimentar nada parecido.

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